14 dic 2009

Raimundi: "Es mejor juntarse en función de contenidos y no porque no nos gusta el kirchnerismo"

Después de la batalla legislativa que terminó con un sector de la centroizquierda consensuando con la CC, la UCR y el PJ disidente por puestos estatégicos en las comisiones de la Cámara baja, el ahora ex diputado destaca la necesidad de mantener la autonomía del pensamiento y ser coherentes a la hora de definir un proyecto progresista.

Carlos Raimundi asegura que en la elección de las nuevas autoridades parlamentarias no se respetó el principio de gobernabilidad.

Si el nuevo período legislativo se reanudara hoy, los dos representantes del partido Solidaridad e Igualdad (SI) que quedaron en el Congreso, Eduardo Macaluse y Verónica Benas, se verían obligados a apoyar todas las iniciativas de la oposición "más destructiva". Ese acuerdo también incluyó a varios diputados progresistas que podrían haber integrado un bloque que marcaría la agenda pero que finalmente se constituyó con algunos sectores de centroizquierda conducidos por Martín Sabbatella, Ariel Basteiro y Carlos Heller; y que próximamente podría sumar a la titular del partido Concertación Plural, Silvia Vásquez, y al mismísimo Carlos Raimundi. En diálogo con El despertador, el ex diputado por el bloque SI remarcó que el acuerdo de Pino Solanas con el arco antikirchnerista "no es neutro" y reclamó "recitar a la política en el campo de las convicciones y no en el ámbito de la conveniencia, la farándula o el dinero". En ese marco, Raimundi explica que se debe rever el papel de la oposición y considera que el progresismo necesita "encontrar un lenguaje más amplio para interpelar a los sectores medios e independientes sin ceder ningún valor ideológico".

-Ahora que dejó de ser diputado, ¿cómo se sigue trabajando en la política?
-No es necesario tener una banca para contribuir al engrandecimiento del espacio progresista y estabilizarlo. Siempre con un sentido de unidad, de no repetir errores y no caer en la hoguera de las banalidades en las que siempre ha caído la izquierda.

-Hablando de errores. Hay varios sectores que tomaron como una traición el pacto del bloque encabezado por Pino con los partidos de derecha...
-Yo no lo planteo en términos agresivos ni chicaneros. Sí lo planteo en que no es gratuito ni neutro políticamente conseguir este tipo de alianzas. Por eso digo que siempre es mejor juntarse en términos de contenidos y no exclusivamente formar mayorías por conveniencia o poniendo como eje que lo único que tenemos en común es que no nos gusta el kirchnerismo. Porque entonces todos los que estamos en contra del ex presidente estamos juntos y no es así porque no formamos parte de algo homogéneo. Es un problema que vamos a tratar de ir superando en pos de la unidad del espacio pero surgió porque existieron estas dos miradas.

-¿Qué tan importante es hoy hacer valer la unidad partidaria y la autonomía de pensamiento en el Congreso?
-Es algo fundamental. Yo esto lo asocio a recitar la política en el campo de las convicciones y no en el campo de la farándula o el dinero. Venimos de una campaña electoral donde para poder ser conocido había que financiar acciones publicitarias fastuosas, tener aparatos gigantescos o aparecer en los programas humorísticos. Eso aleja a la política de su propia naturaleza: el terreno de las ideas. Por eso, en estos tiempos, a la unidad y a la autonomía yo las veo como un valor en sí mismo.

-¿Qué le puede decir entonces a sus colegas Macaluse y Benas?
-Esto es producto de una mirada profundamente antikirchnerista que tienen estos compañeros. Si a mí me dicen que en el área de (Julio) De Vido y de Ricardo Jaime hay o había corrupción no me quedan dudas. Incluso creo que la valija de Antonini (Wilson) existió y que fue para financiar la campaña. Pero eso no me puede nublar dos cosas: primero que hay otras líneas del gobierno que apoyo, como la recuperación de Aerolíneas o la Ley de Medios, y segundo que con los sectores de derecha tengo muchas más diferencias. Es decir, aquello no me puede nublar esto.

-¿En algún momento el radicalismo, la Coalición y el peronismo anti-K van a dejar de constituir el "Frente del Rechazo"?
-Hay que dar una batalla cultural muy fuerte sobre el rol de la oposición. El odio de clase y el gorilismo parecían cosas desterradas de nuestra sociedad pero nos dimos cuenta de que sólo estaban dormidas. Hoy, los medios obligan a los argentinos a obedecer su contraofensiva y algunos de ellos han dejado de ser actores de la comunicación para convertirse en protagonistas de la economía y la política. Toda esta intoxicación mediática genera posiciones en las clases medias hacia las cuales hay que darse una política porque no se puede seguir rifando bloque social para sostener un gobierno y un país.

-¿Ese es el objetivo principal de la centroizquierda?
-Exacto. El progresismo junto con algunos sectores del Frente para la Victoria y el socialismo debe interpelar, sin ceder ningún valor ideológico, el sentido común de la sociedad con un lenguaje coherente y mucho más amplio, y así atraer a los sectores medios e independientes. Eso nos va a llevar a salir de la lógica amigo-enemigo que utilizan los partidos tradicionales y a tratar de demostrarle a la sociedad la actitud distinta que está reclamando.

-¿Quedó conforme con la designación de las nuevas autoridades parlamentarias?
-No, lo que había que hacer era combinar dos cosas producto del más simple sentido común: el hecho de que el 28 de junio hubo un sector mayoritario de la sociedad que no votó al gobierno con otro principio que es el de la gobernabilidad. El oficialismo ganó legítimamente las elecciones en el 2007 con media composición de la Cámara. Eso también tendría que haberse visto reflejado para no caer en el despropósito y en la gravísima afrenta institucional en la que está el vicepresidente (Julio) Cobos, que es el primero en la línea sucesoria de la Presidenta y al mismo tiempo el más fuerte candidato de la oposición.

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