9 dic 2009

Libres de culpa


"A río revuelto, ganancia de pescadores", dice el refrán de origen popular que alude a los que medran aprovechando el desorden y puede funcionar como una frase sinónimo de lo que sucede hoy en el Congreso de la Nación. Es que a sólo a una semana del recambio legislativo oficial, varios diputados electos sorprendieron a sus votantes y fuerzas aliadas con la decisión de consensuar con los partidos de derecha a cambio de obtener puestos estratégicos en las comisiones de la Cámara baja. Si bien algunos medios de comunicación calificaron este movimiento como una previsible consecuencia del embate kirchnerista, otros hablaron de ingenuidad por parte de la centroizquierda al apoyarse en la oposición más recalcitrante y resignar sus propias convicciones.

Para indignación de muchos y sonrisa de pocos, el jueves pasado todo el arco opositor -incluido el interbloque de once legisladores representantes de los partidos Proyecto Sur, Solidaridad e Igualdad (SI), Libres del Sur (LdS) y Diálogo por Buenos Aires (DpBA)- articuló en conjunto para torcerle la mano al oficialismo y quitarle la iniciativa en la distribución de autoridades parlamentarias. De esta manera se pudo ver por televisión a destacadas figuras sacándose fotos, compartiendo bisbiseos y manifestando la algarabía de quienes creen haberse quitado de encima una pesada carga, como Fernando "Pino" Solanas, Elisa Carrió, Gerardo Morales, Felipe Solá y Francisco De Narváez.

Pero, ¿significó esta alianza cómplice el comienzo del fin del gobierno en gestión? Ha quedado más que demostrada la capacidad del kirchnerismo para recuperarse de traspiés mucho más graves y dolorosos (como el voto no positivo de la Resolución 125 y la derrota en las elecciones del 28 de junio); y, por sobre todas las cosas, se sabe que quienes hoy se hermanan en post de ambiciones de poder mañana no tendrán ni el mínimo punto de contacto en su ideología política. Esto no significa que los diputados Néstor Kirchner y Agustín Rossi y el propio jefe de la Cámara, Eduardo Fellner (Frente para la Victoria -FPV-), no deban prestarle atención a lo sucedido. Las comisiones legislativas permanentes son el primer paso administrativo que debe atravesar un proyecto para luego ser convertido en ley y la oposición selló un acuerdo que dejó al oficialismo en minoría en todas ellas. Además, la vicepresidencia primera quedó en manos del radical Ricardo Alfonsín.

Las reglas del juego ya estaban establecidas y todo el progresismo parecía estar dispuesto a cumplir la función de árbitro entre los dos bandos. Pero la decisión de un sector modificó radicalmente el panorama: originó la segmentación interna del espacio; le dio la posibilidad a la UCR, la CC y el PJ disidente de condicionar al gobierno a cada paso, y ayudó a legitimar la clasificación de la lilita Patricia Bullrich, quién dividió a la composición de cada comisión en dos espacios: el "A" de todo el bloque opositor, y el "B", que denominó "otros", en los que incluyó al oficialismo y los bloques cercanos al kirchnerismo que no aprobaron el pacto opositor. Así las cosas, a partir de la renovación de mañana el primer bando contará con el apoyo de "Pino" Solanas y Claudio Lozano (Proyecto Sur), Eduardo Macaluse y Verónica Benas (SI), Miguel Bonasso (DpBA), Graciela Iturraspe (ATE), Cecilia Merchán y Victoria Donda (LdS), entre otros. Por otro lado, Martín Sabbatella (EDE), Vilma Ibarra (Encuentro Popular y Social), Carlos Heller (Frente Justicialista para la Victoria) y los socialistas Jorge Rivas y Ariel Basteiro fueron quienes entendieron que "cuando se gana con la derecha, gana la derecha" y de ahora en más trabajarán en conjunto libres de culpa.

Queda claro entonces que el Congreso ya se cobró a su primera víctima: la unidad de la centroizquierda. Quizás eso se deba a que la democracia plena, aquella donde prevalecen la coherencia y la autonomía de las ideas para honrar la expresión popular de los comicios, es la gran utopía de nuestros tiempos. Y de más está decir que, a pesar de que hayamos cumplido 26 años bajo esta forma de gobierno, la política local se encuentra a años luz de ese anhelo.

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